¿Cómo se clasifican los huevos?
Los huevos puestos por las gallinas se recogen y se transportan diariamente a las instalaciones donde se clasifican por calidad y por peso.
Nada más entrar en el área de clasificación, visualmente se descartan para el consumo humano los huevos que puedan estar sucios, fisurados, rotos o con forma o tamaño anormal. De esta forma, se controla la posible contaminación de la cáscara o del exterior al interior del huevo. Por otro lado, se realizan análisis de determinación de frescura, color de yema y calidad de la cáscara.
Categoría por calidad
Sólo los huevos que pasan esta primera criba serán clasificados como de Categoría A y son los que se destinan al consumo humano directo
Los huevos que se desechan se clasifican como de Categoría B y pueden ir destinados al consumo humano tras el paso por la industria de ovoproductos, donde se aplican tratamientos tecnológicos para eliminar cualquier riesgo sanitario, o pueden ir a otros usos industriales no alimentarios.
Tras la clasificación por calidad, los huevos de Categoría A se clasifican por su peso.
Categoría por peso
Según el peso, los huevos se clasifican en:
- XL - Súper grandes: de 73 gr o más.
- L - Grandes: entre 63 y 73 gr.
- M - Medianos: entre 53 y 63 gr.
- S - Pequeños: menos de 53 gr.
El código marcado en el huevo
La Trazabilidad del huevo
De esta forma, se asegura la Trazabilidad del producto. La Trazabilidad es un término que significa que se puede seguir el rastro del producto durante todas las fases, de forma que si se detecta cualquier problema se pueden identificar las causas, adoptar las medidas correctoras pertinentes y, si es necesario, retirar la partida del mercado.
El código permite identificar la granja o incluso el lote de gallinas que han producido ese huevo.
La finalidad de la trazabilidad es mejorar la eficacia del control de la inocuidad de los alimentos a lo largo de la cadena alimentaria.
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